Ayer, ante la invitación de mi temporal vecino mexicano (sólo vino a un curso de verano) y sus amigos, me lancé al cuasi-único antro de mi pueblo donde tocan música laaatinaaaaa...el repertorio musical se basa básicamente en salsa, bachata, merengue, el aún en pleno apogeo reggaetón (¿a quién chi%dos se le ocurrió inventarlo?) y una que otra canción de moda (como el "tiburón" de Proyecto uno, "la camisa negra" y las de Shakira, je je, puras "nuevas"). Este dichoso local cuenta con la fabulosa peculiaridad de que sólo toca este tipo de música en miércoles y domingos, así que si a uno derrepente le surgen las ganas de entrar en contacto con su "yo" latino (ja ja), hay que enfrentarse, de principio, a una infame desvelada (y eso si uno se porta bien je je) justo al principio de la semana (o a la mitad, depende las preferencias)...en fin, todo sea con tal de salir de la rutina del (por mí odiado) Hip hop, la (por mí todavía más odiada) música electrónica y, cuando se tiene suerte, una mezcla de pop alemán con rock de hace 10 años (eso sin contar que cuando se ponen bien latinos tocan a los Gypsie Kings y todavía esperan que uno baile y se emocione)...y bueeeeno, la verdad es que también me gusta bailar de vez en cuando, aunque reconozco que sólo me sé un par de pasos y que cada vez me salen peor por falta de práctica...
Pero lo que es cierto es que la diversión depende de la pareja de baile en turno y debo aclarar que, cuando voy a este tipo de lugares, mi objetivo principal es bailar lo más posible y de preferencia con alguien que tenga ritmo (esto para evitar heridas por causa de pisotones) y que aunque sea se sepa dos o tres pasitos (digo, para no aburrirme). Como es lógico, con las anteriores exigencias quedan fuera de cuestión el 98% de los alemanes (y en general los europeos o cualquiera que su lengua materna no sea español), así que más bien uno busca tipos que tengan "look" latino (por aquello de que, según los estereotipos, el ritmo se lleva en la sangre ja ja ja) o que, después de verlos en acción, es evidente que tomaron su cursito de salsa y que aunque sea le intentan...porque no hay tortura peor que ir a un lugar con música latina y quedarse sentado, independientemente de si te gusta o no bailar...bueno, si no te gusta, mejor te vas, ¿no?
Al hacer el inevitable escanéo de sujetos del lugar, me di cuenta que podía clasificar a los asistentes al antro básicamente en 5 grupos, además de que se nota que en general casi todos van tooodos los días:
1. Los que ya tomaron innumerables cursos (los divos o la élite je je) y ahora se creen que bailan como dioses, por lo que es casi imposible bailar con ellos...he de reconocer que hay unos que sí me impresionaron, aunque no sé por qué aquí les enseñan una salsa muy sofisticada, como de espectáculo hollywoodense, yo prefiero la cubana...
2. Los que están inscritos en cursos de baile y quieren practicar a como dé lugar, así que van puntualmente todos los días. Normalmente tienen una pareja fija con la que toman las clases y se les puede ver contando en voz alta los tiempos y tratando de hacer giros contorsionistas con torpeza.
3. Los "latinos" que aprendieron a bailar en bodas y compromisos familiares (o algo similar) en sus países de origen y que tienen ritmo, en general no mucha técnica, pero que se defienden, se divierten y son más accesibles...en general también van todos los días porque el lugar es punto de reunión para la comunidá de habla hispana, y por lo visto, casi todos se conocen.
4. Los que buscan exclusivamente ligar latinos...yo creo que para que les enseñen a bailar, porque la mayoría ni siquiera sabe, aunque hay que reconocerles que lo intentan...aquí entra por ejemplo el galán etiope, que además de feo y pegoste, bailaba tan mal que parecía que estaba matando cucarachas (y parece que creía que mis pies eran unas de ellas, porque cómo me pisó) o el otro de origen desconocido que bailaba como rana en primavera (ja ja, no sé si exista eso, pero es lo que me imaginé al verlo...hasta me tuve que aguantar la risa en su cara, sin mucho éxito)..
5. Los que también van todos los días, se chutan toda la música, pero nada más están sentados todo el tiempo tomando cerveza y viendo y vieeeendo y aburriéeendose...no lo sé, supongo que o se equivocaron de día de la semana o de plano tienen alguna obsesión demasiado enferma por escuchar reggaetón, porque habiendo aquí tanta cantina, ¿para qué pagar por escucharlo?
Bueno, después de todo sí me divertí bastante y, aunque derrepente me tocó bailar con algunos freaks, bailé hasta la pieza de reggaetón más infame que he escuchado en mi vida y no paré hasta que nos corrieron...aunque no creo repetirlo muy pronto je je, ahora porque son vacaciones ;)
Como conclusión, sólo les puedo decir: aprendan a bailar salsa y cumbia decentemente y les garantizo que, además de que no se aburrirán (al menos no tanto), ligaran fácilmente en bodas, fiestas y países extranjeros...