El Grito

El año pasado mi festejo del 15 de septiembre se limitó básicamente a tomarme un tequila con mi vecino húngaro, justo antes de irme a dormir. Este año no quería que fuera tan patético, así que recordé que en alguna ocasión mi abuelita o alguien así me dijo que en las embajadas y consulados siempre había fiesta ese día...claro, olvidó mencionar el pequeño detalle de que la entrada era carísima, definitivamente no estaba dispuesta a pagar 55 euros más hospedaje, y eso sin contar gastos de transporte y demás...la verdad ya me estaba resignando a repetir la historia del año anterior, hasta que di ayer con la fiesta mexicana gratuita del Festival de las Culturas de Hamburgo, también organizada por la embajada, pero para nosotros los de recursos limitados.

El plan: ir en tren a Hamburgo desde temprano (pues son mínimo 4 horas de viaje porque el tren que me sale gratis es el máaaas lento), encontrarme ahí con Claudia, disfrutar de la fiesta mexicana, después irnos a los antros de St. Pauli hasta las 5 de la mañana, hora en que abren el mercado del pescado, donde uno puede desayunar bastante bien y finalmente regresar (y dormir) en el primer tren de la mañana.
En general el festival estaba muy bueno y muy bien organizado, pues había puestos de comida, artesania, baile, grupos de danza tradicional y demás chácharas de más de 80 países...además de que hubo también un desfile por toda la ciudad. Aunque sí me di por ahí una que otra vuelta por los stands de los otros países, me la pasé casi todo el tiempo viendo a los grupos de danza regional y al mariachi (por cierto, buenísimo), me comí una sopa de tortilla y unos tacos (carísimos, por supuesto, pero muy buenos) y tomé cerveza y tequila con singular alegría. Como a las 7 de la noche, el embajador mexicano dio el "grito" y la fiesta cerró con un par de bandas mexicanas de rock de estilo "libre" (o al menos eso decían ellos).
Cuando todo terminó, apenas eran como las 12 de la noche, y todavía faltaban como 8 horas para que saliera el primer tren para regresar, pero eso no fue ningún problema en Hamburgo, porque a mi parecer, es la única ciudad alemana (o al menos de las que conozco), donde hay vida nocturna intensa durante toda la noche...qué puedo decir, ni sentimos el tiempo, si no fuera porque los pies ya nos estaban matando, hubieramos podido seguirnos en la fiesta hasta las 10 de la mañana...